23 DIC 2013
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Hola, Ana.
Como dices, haría falta bastante más información para poder llegar a comprender lo que realmente le pasa a tu hijo. Sería importante saber si mantiene relación con su padre y cómo se lleva con tu pareja. También sería relevante conocer cómo viviste tú el divorcio.
Pero por lo que nos has contado, podemos identificar varios antecedentes: Dices que siempre ha sido muy tímido, y a las personas introvertidas suele costarles trabajo expresar y compartir sus verdaderos sentimientos, incluso con su familia. Como comentas, cuando te divorciaste, él sólo tenía 8 años, y aunque pudiera parecer que lo llevó muy bien, a esa edad suele ser difícil afrontar la separación de los padres, la ruptura de la estructura familiar. Además de separarse de su padre, tuvo que adaptarse a tu actual pareja, y también a un cambio de vivienda, de ciudad, de colegio y de amistades. Quizás no exteriorizara sus emociones contigo, o incluso las reprimiera y ni él mismo fuera consciente, pero seguro que en su momento experimentó confusión, desorientación e inseguridad. También pudo sentir frustración, rabia o enfado (contra ti, contra su padre, contra la situación, o contra sí mismo... a menudo los hijos pueden sentirse irracionalmente culpables de la separación de los padres). Si todos estos sentimientos no se canalizaron adecuadamente, pueden haberse quedado "estancados" en su interior y permanecer latentes. Es posible que en el pueblo se sienta de nuevo seguro, con personas con las que quizás le resulte más fácil abrirse y compartir sus sentimientos. Puede ser que al haberte dado una imagen fuerte e impasible ante lo que sucedió durante todos estos años, ahora le resulte extremadamente complicado abandonar ese rol, mostrarse sensible y vulnerable ante ti.
Ya sabes que, además, ahora mismo se encuentra en una etapa compleja, en la que prevalece un sentido de búsqueda de la propia identidad, una especie de necesidad de encontrarse a uno mismo, o, al menos, de explorar en su interior y averiguar quién es o quién quiere ser.
Personalmente creo que no es nada favorable que le fuerces u obligues a hablarte; debe salir de él mismo, y debes propiciarlo mediante otros métodos (aunque supongo que ya lo habrás intentado y no habrá dado resultado), por ejemplo, no darle importancia al hecho de que no te hable y hablarle con total normalidad como si hablaras con alguien mudo, comunicarte con él de modo no verbal (detalles, gestos, dejarle notas o cartas en su cuarto dejando abierta la posibilidad de que conteste introduciendo Alguna pregunta...), enseñándole o dejando a la vista fotos o recuerdos de buenos momentos que habéis vivido juntos... pero sobre todo, lo más importante es que le transmitas en todo momento cariño, confianza, comprensión y seguridad. Una de las mejores estrategias para influir en los demás es dar ejemplo, por lo que sería recomendable que te abrieras a él, le hablases de tus sentimientos (no de lo que sientes ante esta situación con él, sino de lo que te hace sentir mal, por ejemplo, en el trabajo, o ante según qué acontecimientos...) con calma, fluidez y naturalidad, sin presiones de ningún tipo, y sin miedo a que no te conteste. Intenta ser un modelo a seguir en cuanto a gestión emocional y capacidad comunicativa. Transmítele serenidad y simplicidad. No le añadas preocupaciones o tensión, o las cosas no mejorarán, más bien empeorarán. Puedes tratar de transmitirle que eres consciente de que quizás no hayas tenido mucho en cuenta su opinión a la hora de realizar cambios importantes en vuestras vidas, e incluso pedirle perdón (si así lo sientes y se da la situación idónea) por no haberle consultado en las tomas de decisiones. Es importante también que muestres consideración, que tenga claro que respetas su autonomía, que lo aceptas tal y como es, que confías en él, y que le demuestres que él también puede confiar en ti. Puede ser de utilidad formular posibilidades, preguntando así de manera indirecta: "A lo mejor no entendiste muy bien en su día el por qué vinimos aquí, o el por qué nos divorciamos... ", "quizás te resultó más duro de lo que pensaba dejar a tus compañeros de clase...", "puede que estés enfadado conmigo por no habernos ido a vivir al pueblo...", "quizás creas que no tengo en cuenta que ya no eres un niño...". La intención no es que te conteste, sino que se responda a sí mismo en su interior.
Aunque la situación que refieres es complicada, ya has pasado por la consulta de dos profesionales, y supongo que habrás intentado todo tipo de cosas, espero haberte podido ayudar en algo.
Ante todo, no te sientas culpable ni te desesperes. Seguramente no tenga ningún problema gordo, más que una considerable insatisfacción interior (confusión, enfado, agobio...)
Ten por seguro que tarde o temprano esto se solucionará, y a partir de ese momento, vuestra relación será mucho más fuerte, mejorando vuestra comunicación y vuestro bienestar familiar.
Un abrazo
Clara Morgades. Col: A-02254